Hay veces que creemos que estamos cumpliendo un deseo propio y, en realidad, lo que estamos haciendo es responder a expectativas de los demás. Estamos «obedeciendo», sin saberlo, a lo que los demás quieren de nosotros para no ser rechazados o que, por fin, nos miren y nos comprendan.

En el artículo «cómo alcanzar tus sueños» se examinaron los tres pasos básicos a la hora de pensar y concretar los sueños: (1) definirlos (2) concretarlos y (3) materializarlos (con mucho esfuerzo y constancia, la verdad).

Algo que me gustaría recalcar hoy es que ese primer paso, definir qué es lo que deseamos, requiere una carga de emoción y potencia ELEVADAS.

Es decir, cuando hablo de «deseos», me refiero a cosas que nos enamoren, nos quiten el sueño, nos parezcan preciosas, den sentido a nuestra vida… Por eso me gusta más utilizar la palabra «deseo» que la palabra «objetivo», porque hace referencia a algo corporal y excitante (como el deseo sexual) algo que nos saca del tedio de la rutina cotidiana.

Me consta que muchas personas no tienen este tipo de deseos, llamémosles, ARDIENTES. Esos sueños sueños locos que, sólo de pensarlos, nos producen escalofríos (y cuando se cumplen, ni te digo).

En otros casos, y esta es una consulta que me ha llegado mucho a mi correo, nos sentimos paralizados porque no sabemos lo que queremos.  Y cuando no tenemos ni idea de cómo sería un futuro ideal, seguimos haciendo lo de siempre y esperando que la respuesta a: «¿qué quiero hacer con mi vida?» nos llueva del cielo.

En estos casos, lo que necesitamos urgentemente es despertar nuestra inspiración dormida.

Y de esto va el artículo de esta semana, cómo podemos «despertar» nuestros deseos AUTÉNTICOS para tener algo bonito por lo que luchar cada día.

Creo que el paso que propongo te va a sorprender porque no es lo que piensas… No voy a invitarte a que conectes con tu sabiduría interior, o hagas un ritual de sueños bajo las estrellas, o te sometas a ejercicios con títulos similares como «¿cómo descubrir lo que quieres en la vida?».

Lo que voy a sugerirte en primer lugar es LIMPIARTE de deseos y expectativas ajenas. Porque antes de saber qué queremos DE VERDAD, tenemos que saber cuáles son nuestros deseos falsos, lo que hacemos sólo para conseguir el amor y la aprobación de los demás.

Te lo cuento con más detalle en el siguiente audio:

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3 Comentarios

  1. Hola Amparo! Estoy desconcertada…un porcentaje elevadísimo de lo que quiero, es lo que quería mi padre para mí. ¿Querer los dos lo mismo en multitud de cosas no es una opción?¿Si lo quería mi padre ya no lo puedo querer yo? Si no es así, digo lo que decía Descartes: «Sólo sé que no sé nada»… Voy buscando respuestas y sólo consigo hacerme más y más preguntas… De repente todo me lo cuestiono….¿Qué me está pasando? Un gran beso

    • Amparo Millán Responde

      ¿Pues sabes qué pasa Carmen? Que sí, que puede que estés en un momento de duda en el que tendrás que replantearte un montón de cosas que dabas por asumidas… Y no pasa nada por «no saber nada», que nos agobia mucho no tener siempre la respuesta correcta y hay momentos en la vida que son así: de brumas, de cuestionamientos de todo. Estás en un período crítico pero muy bonito en tu vida. Si no tuvieras dudas no estarías avanzando. Tal vez la respuesta a esa pregunta de ¿lo quería yo, o lo quería porque era ilusión de mi padre? no la descubras mañana, tal vez tengas que meterte en el fango y evaluar toda tu vida durante meses, leer, ir a terapia, meditar, preguntar, pasear, escribir… y no pasa nada, es parte de un proceso de CAMBIO INTERNO que todos pasamos de vez en cuando. ¡Te deseo suerte para el camino! Y si quieres indagar más en esto, te recomiendo mi clase intensiva «4 actitudes que bloquean tu potencial donde el primer tema es justamente por qué no sabemos lo que queremos (y qué experiencias de infancia nos llevaron a ello). Un abrazo!

  2. Pingback: ¿Y si el problema no está donde crees que está? – Bettyelane

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