Para que los demás respeten nuestras decisiones (sobre todo si son atrevidas y poco comunes) debemos primero respetarlas nosotr@s. Y no hay mejor manera de respetar una decisión que concretarla y materializarla en el mundo real.

Hace un par de años, en una charla que impartí sobre autoestima y motivación, se acercaron un par de chicas de veinte años a hablar conmigo, para comentarme que estudiaban en Ciudad Real pero que su sueño era ser modelo. Esto les requería dejar sus estudios y viajar a Madrid, decisión a la que sus padres se oponían completamente por considerarla inadecuada y fantasiosa.

Yo les pregunté qué pasos habían dado hacia ese sueño, o qué tenían pensado hacer, y ellas me contestaron que de momento no habían hecho nada, pues no contaban con el apoyo ni económico ni emocional de sus padres. Entonces les sugerí lo siguiente: Si queréis convencer a vuestros padres de la decisión, tienen que ver que vais en serio, y para eso, tenéis que empezar a planificar con detalle cómo sería vuestra futura vida.

Les dije: «Viajad a Madrid, estableced contactos con personas que os puedan ayudar, mirad pisos donde podríais vivir juntas, haced una plantilla de cuáles serían los gastos básicos, preguntad por la escuelas y pedidles que os orienten sobre qué pasos tenéis que dar. Si no os importa trabajar para ganaros la vida y pagaros la escuela de modelo, empezad a mirar ofertas y, si podéis incluso hacer una entrevista, mejor que mejor.»

Proseguí: «Una vez hecho todo esto, volved a hablar con vuestros padres. No es igual decir: papá, mamá, se me ha ocurrido de repente ser modelo y voy a dejar mis estudios para ir a Madrid, ¿qué os parece?» que mostrarles el resultado de esa investigación previa y decir:

«Mamá, papá, tengo planificado que el año próximo me gustaría intentar una carrera de modelo en Madrid, porque es lo que más deseo en este momento de mi vida. Para esto, voy a ir a esta academia (nombre concreto) tantos días a la semana. He estimado que el coste mensual de vivir en Madrid, porque he estado mirando pisos y preguntando precios de mi formación, sería de xxx €. Para ello, me he propuesto trabajar x horas a la semana en este tipo de empleo (he preguntado y parece que hay posibilidades) y quizás me haría falta que el resto lo financiárais vosotros. Voy a vivir con mi amiga tal, en esta zona y mi rutina va a ser la siguiente… ¿Qué os parece? ¿Tenéis algo que sugerirme? ¿Algo que me pueda ayudar a tomar la decisión? ¿Puedo contar con vuestro apoyo?

Imaginaos la diferencia que supone el caso 1 y el caso 2… Imaginaos que sois esos padres y os llega vuestra hija y os cuenta con pelos y señales qué quiere hacer, por qué y cómo, y encima os da detalles de lo que necesita de vosotros.

Los mismos padres que antaño se rieron con condescendencia del sueño de ser modelo, ante una muestra tal de madurez y compromiso, estarían como mínimo dispuestos a revisar su postura.

Las dos jóvenes estuvieron de acuerdo conmigo. Cuando comunicamos una decisión no madurada a los demás (impulsiva, poco pensada, con muchos puntos oscuros) propiciamos que no nos respeten ni nos apoyen.

Sin embargo, cuando una persona se toma en serio una decisión, y hace un análisis realista de las opciones (en el ejemplo, esa labor de investigación, planificación y control de gastos)  es capaz de presentarla a los demás con convicción. Convicción que nace de saber bien qué es lo que queremos y cómo vamos a conseguirlo.

Cuando expresamos un deseo con este grado de madurez y realismo, no hay nadie que se resista, aunque no estén de acuerdo.

Por ello, si quieres que los demás respeten una decisión, respétala tú primero. Haz todo lo posible para concretarla, indagar en ella y materializar por lo menos un pequeño paso. Analiza cuáles son los recursos de los que dispones, cuáles te faltan y cómo podrías conseguirlos. No mires solamente las oportunidades sino también las amenazas y las cosas que podrían salir mal.

Añade determinación y madurez en tus decisiones. Respétate, tómate tu deseo en serio y elabora un plan de cuáles van a ser tus próximos pasos. Y entonces, y sólo entonces, cuando tengas esa decisión definida, pide aprobación o consejos a los que te rodean.

 


Imagen: Gossips de Abhinay Omkar via Flickr Creative Commons

 

 

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