Querida persona intrépida y comprometida,

A quienes aspiramos a crecer y autorrealizarnos, como tú, como yo, nos apasiona aprender y cumplir metas.

Y eso está bien: no hay nada de malo en buscar mejorar el desempeño en cualquier ámbito, desde el trabajo hasta la apariencia del hogar, pasando por un mayor conocimiento de nosotros mismos.

Los seres humanos hemos nacido con una sana búsqueda de la excelencia, que nos lleva a inventar cosas, hacer viajes para aumentar nuestro conocimiento, proponernos metas y finalizar cursos de diverso tipo.

Hasta aquí, cero problema.

Sin embargo… a veces en esta búsqueda hacia adelante (buscando una mejor salud,un mejor salario, una autoestima más fuerte o una vida más relajada) nos topamos con un enemigo invisible que convierte este camino de mejora en una tortura.

A este enemigo invisible lo llamo autoexigencia y toma la forma de una voz interior fría, crítica, exagerada en sus expectativas e imposible de satisfacer, porque nunca se contenta con lo que hemos conseguido.

Déjame que te haga tres preguntas:

1. ¿Tiendes a sobrecargarte de tareas, de manera que raro es es el día o la semana que terminas TODO lo que exactamente te habías propuesto? O, de hacerlo, acabas en un estado de absoluto agotamiento.
2. ¿Te asusta cometer errores e incluso esperas hacer muy bien algo que haces por primera vez? Tal vez por ese perfeccionismo absurdo llevas AÑOS demorando apuntarte a clases de baile o lanzar ese nuevo negocio que te ronda en mente.
3. ¿Tienes una sensación sutil, pero persistente, de que «no eres o haces lo suficiente»? Y esto conlleva que te resulta muy complicado alegrarte de tus éxitos, de las cosas que has finalizado, mientras que tus errores, fracasos y tareas pendientes retumban en tu cabeza en todo momento…

Si has contestado que sí a alguna de estas tres preguntas, pero sobre todo si lo has hecho en las tres, esto indica que la autoexigencia ha tomado el control de tu vida.

Y te está impidiendo experimentar esa sana alegría de ser tú, con tus aciertos y tus errores, tus avances y tus retrasos, tus facilidades y tus desafíos, que son normales en cualquier experiencia humana.

Pero es más: la autoexigencia está bloqueando tus progresos en ese objetivo en el que llevas MESES (incluso años) intentando avanzar.

Todo eso que te propones y postergas una y otra vez, desde ordenar el garaje hasta progresar en un negocio paralelo, pasando por o formarte para cambiar de trabajo, esa enorme RESISTENCIA que te bloquea está originada en un 80% por tu voz autoexigente.

Te tratas tan mal, sobrestimando tus fuerzas y pidiéndote las cosas de una manera despectiva, además sin agradecerte lo que vas consiguiendo, que tu inconsciente se rebela y dice: "por aquí, no". 

Por eso, ya habrás visto que NO te funciona presionarte, hacer planes de acción que no tienen en cuenta tus fuerzas o posibilidades ni actuar desde esa severidad sin gratitud.

Es decir, ya habrás visto que no sirve de nada seguir siendo autoexigente contigo.

Ahora bien, la autoexigencia es una conducta aprendida y habitual en tu día a día porque la llevas utilizando décadas, pero como cualquier otra conducta, se puede desaprender y dejar de implementar.

Imagínate por un momento cómo sería seguir con tus mismos objetivos y proyectos pero desde otra actitud:

Por ejemplo, poniéndote una lista de tareas razonable para la semana, y agradeciéndote, incluso celebrando, las que has terminado.

O creando una nueva clase desde una actitud curiosa y abierta, disfrutando del proceso, sin pretender que esté perfecto desde el minuto uno.

O imagina cómo cambiaría tu vida si en vez de caer en la culpa y la decepción cuando incumples alguna de tus promesas (por ejemplo, cuando te pasas dos horas en el móvil en vez de estudiando) sencillamente te preguntas qué ha pasado y te perdonas, comprometiéndote a hacerlo mejor al día siguiente.

Esta forma de ser y de actuar, que a lo mejor te parece de otro planeta, está perfectamente al alcance de tu mano si te decides a cuestionar, abandonar y sustituir tu autoexigencia por fórmulas más saludables.

Y para mostrártelo, he creado esta masterclass en vídeo: Decir adiós a la autoexigencia.

Es una clase para todas aquellas personas que tienen metas, y sueños, y deseos de crecer y mejorar emocionalmente, pero que quieren que este proceso sea bello y amable.

Vaya, al menos es lo que quiero yo para mí 😉

Porque del lado de la autoexigencia se encuentran el bloqueo, la decepción con uno mismo, la ingratitud y la sensación de NUNCA hacer lo suficiente.

Ahora bien, cuando dejamos la autoexigencia a un lado, encontramos una fuerza, claridad y motivación que desconocíamos.

No sólo es que disfrutemos más el proceso hacia nuestros sueños, que ya sería algo valioso de por sí. Es que, paradójicamente, ¡somos más eficaces y avanzamos más rápido! porque no tenemos ese lastre de una voz interior crítica e ingrata.

Aquí tienes un listado de qué cambios puedes esperar en tu vida cuando apliques los principios de esta masterclass:

Testimonios

Sé que es posible que te encuentres algo indeciso a la hora de adquirir este producto, por eso quiero que, antes de que tomes una decisión, conozcas lo que opinan de la masterclass las personas que ya la han realizado: