Hablemos de la paz mental.
Veamos… ¿a quién no le gustaría una mente calmada, madura, amable y centrada en el presente, eh?
Así definiría yo ese concepto evocador al que llamamos «paz mental».
Como seguro que ya sabes, porque lo has experimentado, la paz mental nos la roba la prisa. También las preocupaciones. También el exceso de cosas por hacer que a veces es inevitable. Pero sobre todo, el agobio por todas esas cosas que hacer que SÍ es evitable.
La paz mental también se ve comprometida cuando vivimos desorganizados, sin saber qué es lo importante a cada momento.
Y por último, y esto no debemos olvidarlo, son las emociones desbocadas, las vivencias desordenadas, los deseos no atendidos o los pensamientos de fracaso y autodesprecio los que terminan por colapsar nuestra mente.
Porque verás, te puedes organizar muy bien, y evitar la prisa, y tener una rutina desahogada de actividades, que si interiormente te culpas por algo una y otra vez, o te sientes inferior a los demás, no vas a lograr esa cosa tan maravillosa que es vivir en paz contigo.
Una de las primeras cosas que podemos hacer, si queremos alcanzar esa paz mental, es poner encima de la mesa los motivos que nos la roban.
Y especialmente, de entre todos estos, elegir UNO con el que empezar a trabajar.
Por ejemplo, observando el efecto de esa circunstancia en nuestra paz mental día a día.
Esto de quedarnos con un único «ladrón de nuestra paz mental» es más importante de lo que parece. A veces no avanzamos hacia nuestro bienestar interior o hacia nuestros sueños porque queremos hacer demasiadas cosas a la vez: visualizaciones para la autoestima, a la vez que cambiamos nuestra dieta, salimos a caminar, escuchamos tres capítulos de podcast por día o empezamos un curso de arteterapia.
Es más eficaz identificar la principal, o una de las principales, causas de nuestro malestar y profundizar en ella todo lo que podamos.
Así que el ejercicio que quiero proponerte en este artículo es que tomes dos minutos de tu tiempo (no hace falta más, lo puedes cronometrar) y te hagas esta pregunta: ¿qué es lo PRINCIPAL que me roba mi paz mental?
Simplemente deja la pregunta ahí en tu mente y espera a escuchar una respuesta: ¿qué es lo principal que me roba mi paz mental?
De todo lo que he dicho antes, y te lo vuelvo a dejar aquí abajo en forma de lista, ¿cuál podrías en el podio de «cosas que me roban paz mental»?
- las prisas
- las preocupaciones
- el exceso de trabajo
- el agobio por el exceso de trabajo
- la falta de organización
- las tareas que se postergan una y otra vez
- las emociones no atendidas
- las vivencias desordenadas
- las frustración por los deseos incumplidos
- la culpa
- el sentimiento de inferioridad y fracaso
Va, piénsalo, date el lujo de dedicar dos minutos a pensar en cuál podrías en el puesto número uno y anota en un cuaderno o el bloc de notas de tu móvil la respuesta.
Si quieres una melodía dulce que dura 2 minutos para hacer este ejercicio y conectar contigo, te propongo esta.
Y una vez que tengas claro cuál es el principal ladrón de tu paz mental te hago la segunda pregunta:
¿Que pasaría si simplemente observaras este patrón durante una semana?
¿Si simplemente observaras cómo tus emociones no atendidas te enturbian la mente, o las tareas que tienes pendientes desde hace meses, o un sentimiento de vergüenza o de inferioridad que tiñe de gris tu paisaje interno, sin importar lo que estés haciendo?
No hay manera más eficaz de cambiar un comportamiento que no nos gusta que poner atención en él durante un tiempo.
Porque la simple observación al final nos va a dando pistas sobre qué podríamos hacer diferente.
Y además, cuando observamos una y otra vez un comportamiento que no nos gusta, acabamos experimentando una sensación de hartazgo positivo que nos lleva a emprender acciones contundentes para salir de él.
Es como que cuando te das cuenta de que, día tras día, te propones más cosas de las que puedes hacer, y vas observando este comportamiento con el tiempo, al final llega un punto en que te cansas y piensas: va, voy a pensar en cómo puedo salirme de este patrón de autoexigencia y reorganizar mi horario, me cueste lo que me cueste.
Por cierto, si te has dado ese espacio de dos minutos para identificar tu principal ladrón de paz mental, cuéntamelo aquí en los comentarios.
Yo leeré con atención y contestaré vuestras respuestas.
Y una vez que lo tengas identificadísimo (recuerda, quédate SÓLO CON UNO, con el más importante) te toca el paso de observarlo durante una semana, y verás cómo algo se ordena en tu mente y aparece un camino de por dónde puedes seguir.
Si una parte de ti se está preguntando, ¿pero de verdad con hacer esta reflexión en dos minutos de identificar cuál es el principal ladrón de mi paz mental va a cambiar algo? ya te digo yo que sí.
Confía en mí y haz la prueba. Más veces de las que crees no salimos de una situación de estancamiento porque no tenemos ninguna claridad sobre lo que la causa.
En el momento en que le permites tu mente buscar esta respuesta, y luego vas explorando este patrón durante una semana, vas a empezar a notar pequeños cambios de manera orgánica.
No dejes de contarme cuál es esa causa número uno de tu «mente confusa» aquí.
¡Hasta pronto!
4 Comentarios
Lo que más me roba la paz son las tareas que postergo una y otra vez
¡Hola, Sandra!
Qué bueno que hayas podido verlo con tanta claridad… Una confesión: a mí también es una de las cosas que más me quita paz mental, aunque no en el puesto número 1 😉
Ahora el segundo paso es que simplemente puedas VERLO en tu día durante una semana, fíjate cómo te sientes cuando postergas una tarea, y también si la intranquilidad o el agobio proceden de ahí. Verás que simplemente hacer esto es casi «mágico». ¡Suerte!
He estado pensándolo detenidamente y creo que es la culpa 🙁 No me acabo de perdonar las cosas que no hice bien en el pasado y me queda siempre como un poso ahí.
gracias por el ejercicio!
Primero de todo, enhorabuena por haber llegado a esta conclusión. La culpa es un sentimiento muy denso que nos puede robar paz mental por años. El siguiente paso sería observar cuándo y en qué contextos aparece, te propongo ser lo más concreta posible.
Y si te animas a hacer un trabajo serio con la culpa y otros sentimientos que te limitan, te espero en OASIS 😉