Todos tenemos sueños que nos llaman pero para los que nos falta valor. Nos da miedo hacer algo arriesgado y fracasar, los cambios, la opinión negativa de otras personas sobre nosotros.
A veces no es tanto el miedo sino la incomodidad lo que nos impide movernos. Conseguir una meta requiere esfuerzo, paciencia, tiempo, mayor amplitud de miras, es decir, estar dispuestos a pagar ciertos precios y salir de la forma de pensar o hacer las cosas habitual.
A veces estos dos inconvenientes (los miedos y la comodidad) son tan grandes que vamos posponiendo esos sueños… Hasta el año que viene, hasta un momento más favorable, hasta tener más dinero, hasta que por fin me sienta seguro de mí mismo.
Como el momento perfecto no existe, es posible que estas excusas nos lleven a aplazar nuestros deseos para siempre. Luego, dentro de treinta años, echaremos la vista atrás y nos arrepentiremos de no haber hecho nada, nos daremos cuenta de que los obstáculos eran grandes pero no insalvables, pero entonces, quizás, ya será demasiado tarde para actuar.
Si estás en esta situación de añorar algo, un cambio importante en tu vida, pero no te atreves o no te ves capaz de hacerlo, quiero decirte algo. Tal vez el primer paso que tengas que dar no sea en el mundo físico, sino en tu mente. Tal vez lo que necesites para salir de esa «tela de araña» que te mantiene en una situación que no te gusta, pero que es cómoda, sea un cambio de mentalidad.
Hasta ahora has pasado la mayor parte del tiempo pensando en excusas para no moverte. Has buscado mil y una razones para aplazar «hacer esa locura» que sin embargo te roba el sueño por las noches. Has analizado pormenorizadamente las consecuencias negativas de hacer un cambio y todo eso está bien, pero lo que yo te invito a hacer, además, es ponerte en el lado contrario.
¿Y si piensas lo que estás dejando de ganar al posponer esa decisión que quieres tomar, pero te da miedo?
¿Y si miras con claridad las dificultades de tu vida hoy, que quizás son mayores de las que tendrías si hicieras algo de una vez?
Vamos a ver ambas situaciones con más detalle.
Consecuencias negativas de no moverte
Ya escribí hace tiempo que la «zona de confort» en realidad no es tan confortable. Estar atrapados en una rutina que no nos gusta (un trabajo que nos quita la vida, una pareja por la que no sentimos nada, una situación emocional limitante, un aburrimiento vital que no se va por más viajes que hacemos) es un pequeño infierno al que simplemente nos hemos acostumbrado.
A veces pensamos que cambiar es difícil, incómodo, laborioso, y esto en parte en verdad. Como dice el refrán: Quien algo quiere, algo le cuesta. Lo que no vemos tan claro es que no cambiar, no hacer nada, ¡también es muy difícil!
Si llevas mucho tiempo aplazando tus sueños, o postergando un trabajo personal que sabes que tienes que hacer, tu vida cada día va a ir a peor. Surgirán nuevos conflictos donde no los esperas, cada mañana se te hará más difícil levantarte, tal vez llegue un momento en que tengas que tomar pastillas para dormir porque sin ellas los «demonios internos» no te dejen en paz. Incluso aunque mantengas una bonita fachada de cara a los demás, o te evadas de tus problemas mediante drogas o experiencias trepidantes, el vacío existencial está ahí y no te va a abandonar hasta que decidas dar un paso…
Aunque no nos demos cuenta, todos pagamos los precios de una vida estancada y hueca.
Por eso, el primer cambio de mentalidad que te propongo si eres de esos que postergan sus deseos u objetivos, es hacerte la pregunta: ¿Qué estoy perdiendo por no hacer nada? ¿Cómo se va complicando mi vida, poco a poco, a causa de no tomar las decisiones necesarias? ¿Qué puede pasar, en un sentido negativo, de aquí a cinco, diez o veinte años si no me pongo en acción?
Al vislumbrar con total claridad cuál es el escenario, oscuro y gris, que resulta de seguir como estamos, es posible que empecemos a plantearnos que hacer algo no es tan duro. Al menos, no tanto como seguir igual.
Qué estas dejando de ganar al aplazar tus sueños
Otro punto que se nos escapa, cuando nos enredamos en esa maraña de miedos y pereza a hacer un cambio o empezar un trabajo personal, es lo que estamos dejando de obtener.
Creo que vivimos en una sociedad (y cuando digo sociedad no me refiero a «los de fuera» sino también a cada miembro que la componemos) poco preocupada por los asuntos trascendentes y espirituales.
Lo que nos enseñan cuando somos niños es a preocuparnos de los aspectos prácticos: estudia, báñate a menudo, vístete bien, sal con un buen chico/a, pórtate como se debe, busca un buen trabajo, ahorra, compra esto o lo otro, piensa en tu futuro, etc. Para algunas personas la vida es sencillamente esto: una sucesión de acontecimientos ordenados y sensatos que acaba cuando dejamos este mundo.
Sin embargo… ¿esto es la vida? ¿De verdad? ¿La vida es ir tachando una serie de requisitos de una lista? Uy, ya he acabado una licenciatura, un tic. Uy, ya me he echado novio, voy a la tarea siguiente, sacar mi plaza de funcionario. Uy, ya he casado a todos mis hijos, ahora puedo descansar.
Esta visión tan hueca, tan pacata, no se corresponde con lo que es vivir de verdad… Y no lo digo yo, lo dicen los filósofos de la antigüedad, los hombres del Renacimiento y los líderes espirituales de todos los tiempos. Vivir tiene un sentido más profundo y trascendente que el de «hacer una serie de cosas muy bien y en orden».
Yo desde siempre lo he sabido así, siempre me fascinó la filosofía, la psicología, la religión, ahora también el tarot y la astrología… pero conozco algunas personas que no se han permitido (o a las que no les han permitido) pensar esto. Y que, cuando se topan con estos conocimientos, sienten como un «clic» dentro suyo que les avisa que ahí hay algo importante. Que la vida también es esa parte de magia, aventura, profundidad, trascendencia y contacto con un propósito elevado.
Volviendo a esos sueños o a ese trabajo personal (seguramente doloroso) que estás aplazando, ¿por qué no piensas en todo lo que estás dejando de ganar al hacerlo? No ya logros concretos, sino experiencia, aprendizaje, recuerdos memorables de cara al futuro. ¿No te parece triste vivir a medio gas, ignorando esa parte de ti que quiere autorrealizarse a nivel profesional y personal?
Por eso, el segundo cambio de mentalidad que te invito a plantearte, es darte cuenta de la maravilla que te estás perdiendo. Darte cuenta de los colores nuevos que podrías aportar a tu vida si te decides a salir de lo conocido y a afrontar tus miedos.
En resumen
Que hacer un cambio exterior o interior puede ser duro y agotador, está fuera de toda duda. Sin embargo, tal vez no te estás dando cuenta de algo:
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Que seguir en tu situación actual también es duro y también te trae complicaciones (incluso algunas que irán creciendo con el tiempo) aunque no quieras verlas.
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Que estás perdiendo la oportunidad de vivir una vida mucho más plena y colorida, una vida más conectada con quien eres de verdad.
Por eso, qué quieres que te diga, lo que merece la pena es luchar por llegar a donde quieres estar (lo consigas o no). Puesto que es difícil cambiar y también es difícil no hacerlo, apuesta por lo primero.
Si logras ver estos dos puntos con claridad, que no hay tanto que perder (porque ya estás pagando precios altos en tu situación actual) y además hay mucho que ganar, tendrás el impulso para salir con coraje a por esos objetivos que deseas.
¡Adelante!
Créditos de la imagen: Victoria Nevland via Flickr Creative Commons
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2 Comentarios
Me gusto mucho el artículo… lo que me incomodó fue que me calleron todas las «pedradas», AUCH!
Por esa incomodidad… es que me interesó el club de los sábados y como poner manos a la obra en cambios que realmente busco quiero reflejar en mi vida… gracias
Querida Karla,
Me alegra mucho que este artículo sobre lo que pierdes al aplazar tus sueños, aunque te incomodara un poco (jeje) te motivara a cambiar.
Hace algo más de un mes que me dejaste el comentario en mi web. Creo que hoy, cuando recibas esta respuesta, es un buen momento para plantearte si has empezado un nuevo camino desde entonces, si has dado algún paso (pequeño o grande) para construir la vida de tus sueños. Y en caso de que no sea así, que este mensaje sirva de recordatorio para ponerte las pilas 😉
Abrazos!
Amparo.