Todos tenemos miedos.
Algunos podemos llevar una vida agradable y exitosa a pesar de ellos y otros, sin embargo, nos sentimos esclavizados por el poder que estos miedos tienen sobre nosotros.
Hace algunas semanas, Lucy Medina, que tiene un podcast en Internet llamado Sapiensa (precisamente en un acto creativo y de valentía, pues su espacio radiofónico es algo que deseaba, pero que también temía) me escribió para proponerme una charla hablando del miedo.
El resultado de los treinta minutos que pasamos juntas fue un episodio delicioso en su podcast en el que le comparto lo que siento, lo que sé y lo que he aprendido en esta última década sobre el miedo y su relación con la infancia que hemos atravesado.
Por un lado, el miedo, como cualquier otra emoción, no es positivo ni negativo, es un aviso de nuestra mente y de nuestro cuerpo que indica que una situación tiene riesgos y hemos de tomar precauciones. Ya está, sin más.
Desde este punto de vista, podríamos considerar al miedo un amigo muy cauteloso que quiere que nos vaya bien y simplemente nos pide que pensemos bien las cosas y calculemos posibles complicaciones para no tener disgustos.
Ahora bien… seguro que tú, como persona humana, te has visto teniendo miedo, pánico, terror o angustia ante eventos que , objetivamente, no podrías calificar de extremadamente peligrosos (una conversación con el jefe, hablar en público, una cita, una acción de venta). Y sin embargo, ahí estaba el miedo impidiéndote dormir, acelerando tu respiración, haciéndote sentir un/a niño/a indefenso/a cuando, EN VERDAD, eres una persona adulta y con recursos más que suficientes.
(Quédate con esta idea: el miedo a este nivel nos hace sentir pequeños e indefensos pero no es verdad… no lo somos… es sólo un «eco del pasado»).
Otras veces ocurre que el miedo se mezcla con un enorme deseo de hacer algo, pero digamos que «gana la partida».
Tal vez te gusta muchísimo una persona, y sospechas que tú también le gustas a ella, pero ni siquiera pasa por tu mente el pensamiento de pedirle quedar o lanzar una indirecta, porque ¡qué horror, y si me dice que no, y si quedo en ridículo!
Tal vez deseas fuertemente comenzar con un emprendimiento, o hacer un cambio laboral, o empezar un canal de vídeo en Internet, o exponer tus ilustraciones en una galería de tu ciudad, pero el miedo es como un monstruo negro que mata estos deseos antes de que pases a la acción. Y claro, si deseas hacer algo pero no haces nada en esa dirección, no se produce ningún avance en tu vida.
El tema es que el miedo puede ser el gran boicot para no hacer un cambio o crear algo que te mueres de ganas de hacer desde hace tiempo.
En este caso, la pregunta que quizás te llevas haciendo un tiempo es… ¿De dónde vienen estos miedos?
O bien, ¿por qué te aterroriza tanto la posibilidad de fallar o la opinión de otras personas? ¿y qué podrías hacer para actuar en la dirección de tus sueños, a pesar de los miedos?
Bien, en esta entrevista contexto extensivamente a las dos primeras preguntas. Para mí, los miedos irracionales, o dicho de otra manera, los miedos paralizantes que exceden ese papel de aviso de los posibles riesgos, tienen su origen en la infancia.
Fue en esta época donde éramos vulnerables, dependientes, indefensos (ya me diréis qué autonomía o capacidad de autoconsolarse puede tener un niño de dos años) y donde, si no fuimos bien acompañados, distintos tipos de terrores gigantescos se quedaron adentro nuestros y hoy se manifiestan hasta en las decisiones más pequeñas.
En cuanto a la tercera pregunta, en esta entrevista también adelanto algunas cosas que podemos hacer para conquistar al miedo pero, si quieres más sugerencias, puedes revisar este otro artículo de mi blog: 3 estrategias para enfrentarte a tus miedos.
¡Y ya, dejo aquí esta introducción!
Te invito ahora a que des al Play y escuches esta entrevista, que tiene una bella introducción creada por Lucy Medina. Vamos a hablar de nuestros miedos, a recordar el niño o la niña que fuimos, a ver cómo podemos tener compasión por nuestra parte temerosa y también abro mi corazón y te comparto algunas cosas que me asustan o me asustaban a mí 😉
Si prefieres escuchar esta charla a través de Apple Podcast, puedes hacerlo desde aquí.
Todo lo que siempre has querido…
Me gustaría también recalcar por aquí una de las frases que cito al final del podcast, y que sé que a Lucy le gustó mucho:
Todo lo que siempre has querido, está al otro lado del miedo.
Quisiera que esta frase te sirva de recordatorio de que el camino hacia tu realización y hacia el éxito personal y profesional pasa, obligatoriamente, por atravesar ese bosque oscuro que constituyen tus miedos.
Es más, casi que el camino de todas las personas que poblamos la tierra pasaría por trascender nuestras propias ideas y emociones limitantes.
Espero que no postergues esta tarea de crecer, de conquistar tus miedos y desterrar todas esas ideas negativas sobre ti, ni un día más, un año más o una década más. Y recuerda que no tienes que hacer este camino en solitario: puedes pedir ayuda para identificar tus miedos y actuar a pesar de ellos, o para superar cualquier otro obstáculo que te mantenga paralizado y en un lugar que no te gusta.
Disfruta mucho de la charla y, si te gustó Sapiensa Podcast, aquí tienes todo su repertorio de artículos.
¡Hasta pronto!