Cualquier proyecto a largo plazo requiere que desarrollemos hábitos que nos lleven a ser constantes y organizados, como por ejemplo el hábito de trabajo diario si queremos finalizar con éxito (y aprendiendo algo) unos estudios.
También el desarrollo personal requiere introducir nuevos hábitos en nuestra rutina, como puede ser escribir a diario nuestros pensamientos, meditar, leer libros de autoayuda o acudir semanalmente a consulta con un profesional.
Por supuesto, se pueden hacer las cosas anteriores (estudiar, reflexionar sobre uno mismo) sin que se haya creado el hábito de hacerlas, pero el desgaste es mucho mayor. Si algo conseguimos al habituarnos a hacer algo es funcionar en «piloto automático», con mucha menos resistencia, y sin tener que tomar decisiones en cada momento. Es decir, no tenemos que pararnos cada día a pensar ¿lo hago o no lo hago? Simplemente llega el momento de hacerlo y nos ponemos a ello.
No sé tú pero yo no pienso cada mañana en si tengo que desayunar o no, si me visto o no, si tengo que lavarme los dientes o no, simplemente me levanto, bastante adormilada (no soy un pajarillo madrugador, como esas personas que se levantan con facilidad y una sonrisa) y me pongo a ello. Enciendo la cafetera todavía intentando abrir los ojos y funciono en piloto automático la primera media hora del día.
Ese es el poder de los hábitos: convertir en automáticos los comportamientos que nos llevan a dónde queremos.
Para crear un nuevo hábito se requiere motivación, establecer un plan y ser lo más específico posible como expliqué en este artículo. Por otro lado, siempre a los pocos días de empezar una nueva rutina aparecen resistencias y autosabotajes que amenazan con fastidiarnos nuestro nuevo plan (el subestimar la dificultad de algo, miedos varios, creencias negativas sobre nosotros mismos, etc.) y tenemos que saber cómo lidiar con ellas.
Finalmente, si hemos resuelto las incidencias anteriores, llega la fase de mantenimiento de este hábito recién creado.
A veces esta fase de mantener se pasa por alto y, con el paso de los meses, se van diluyendo esas estructuras tan eficaces y entramos de nuevo en la fase de caos, desorganización, desmotivación, etc. Porque empezar algo nuevo es muy ilusionante, lo retador es seguir, sin desgastarnos, durante meses e incluso años.
¿Cómo hacerlo? ¿Cómo mantener la motivación inicial y el plan de trabajo que establecimos con pulcritud al inicio? Veamos algunas claves.
Repetir, repetir y repetir
Si quieres lograr éxito en cualquier parcela de tu vida hay dos cualidades que tendrás que abrazar: la PACIENCIA y la PERSEVERANCIA.
Para conseguir que un comportamiento nuevo se convierta en automático, como hablaba arriba, tienes que hacerlo y repetirlo muchas veces. Como ves tiene poco misterio, pero no suele resultar sencillo. Hay momentos en que te olvidarás de hacer algo, o se te hará muy difícil, o perderás las ganas con las que habías empezado.
Sea como sea, lo importante es seguir, a pesar de todo, porque llegará el día en que recibirás un premio inesperado: habrás asumido toca hacer algo (estudiar, hacer ejercicio, ir a clases, cumplir ese pequeño reto personal), y simplemente te pondrás a ello, sin hacer ningún planteamiento.
¿Cuántas veces hay que repetir hasta que un comportamiento se convierte en habitual? ¿21 días seguidos, sin fallar? Esta idea de los 21 días para un mantener un hábito es muy popular, y por lo que he leído en este artículo, está basada en los estudios científicos llevados a cabo por el psicólogo William James, a finales del S. XIX.
James comprobó experimentalmente, y luego postuló, que la transformación de un proceso consciente a automático se producía tras un mínimo de repeticiones de la nueva costumbre durante 21 días. No obstante, estudios más recientes realizados sobre este temática, elevan a 66 días el período de tiempo necesario para mantener un hábito en el tiempo durante años.
Sean 21 o 66 días seguidos, el concepto es el mismo: se trata de repetir algo muchas veces hasta que eso se convierta en «normal» y forme parte de nuestra vida. Aquí hay que mencionar algo importante: olvidémonos de las prisas. Revisemos con sinceridad esa urgencia que tenemos por cambiar, puesto que si llevamos 2 años o 5 o 10 actuando de una determinada manera, no es realista pensar que podemos revertir comportamientos cristalizados en un mes.
Así pues, la clave para mantener y consolidar hábitos es repetir e ir poco a poco, no «pegarnos el atracón» en un momento determinado y luego estar semanas o meses en pausa. Tenemos que hacer un poco cada día y todos o casi todos los días. Esto es una maratón, no una carrera de fondo.
Mantener la calma en los momentos de retroceso
Es necesario desde el minuto uno hacernos a la idea de que llegará un momento en que iremos hacia atrás. Llegará un día en el que no estudiaremos las seis horas a las que estamos acostumbrados, que devoraremos seis onzas de chocolate o que volveremos a sentir esa inseguridad que creíamos haber abandonado para siempre… Y nos preguntaremos ¿¡Cómo es posible!?
En estos casos, lo peor que puedes hacer es entrar en pánico y/o culpabilizarte, porque ambos comportamientos llevan a sufrir bloqueos y querer abandonar. Es más productivo que te preguntes, con calma y sin juicios de valor:
A ver, ¿qué me ha ocurrido? ¿Qué he hecho que me ha impedido avanzar lo que me había propuesto? ¿Y qué puedo hacer para evitarlo la próxima vez?
Quizás has tenido un día poco productivo porque necesitas descanso, bajar tus expectativas, recordar tus motivos para actuar, encontrar técnicas para no distraerte, pedir ayuda, pensar en formas de ponértelo más fácil…
Sea lo que sea, que un fallo no te suponga una excusa para detenerte. Somos humanos, no máquinas, y por tanto nos equivocamos o nuestros niveles de energía y disciplina fluctúan.
Además nuestras vidas tienen imprevistos que tenemos que atender (¿te parecería normal no llevar a tu hijo al médico porque ese día te habías propuesto trabajar 10 horas en tu negocio?). El camino al éxito te aseguro que NO es una línea ascendente, está formado por subidas y bajadas, rodeos, requiebros, paradas y sprints… Ésa es la magia del camino.
¿Qué hacer, pues, cuando durante un día o una temporada no puedas mantener el ritmo que te habías propuesto? Sobre todo no entrar en pánico, analizar qué ha ocurrido, qué puedes hacer para remediarlo y finalmente tener presente que cada día y cada momento suponen una nueva posibilidad para intentarlo.
Esto no es una frase de inspiración sin sentido (de esas que me gustan tanto, modo ironía ON) sino una realidad incuestionable. Cada día es un nuevo comienzo. Y además tres pasos para adelante y dos para atrás, es, en conjunto, avanzar.
Disfrutar del camino hacia tus objetivos
La meta es importante, claro que sí, nos estremece de emoción pensar en cómo será nuestra vida cuando logremos nuestros sueños pero, ¿qué hay del camino? ¿Acaso muchas veces no es más importante el trayecto que el destino en sí? ¿No es en realidad el proceso una fuente de experiencias, lo que acabamos recordando con nostalgia?
Siempre he sentido cierta angustia ante esa idea generalizada que dice que el objetivo de acabar el instituto es ir a la universidad, y después hay hacer un máster, y después encontrar un buen trabajo, y después ascender en él, y después viajar por el mundo, y después estabilizarse y mantener una familia, y después comprar una casa de cuatro habitaciones, y después ahorrar para la jubilación y la universidad de los niños, y después, y después, y después…
Nos venden que la mejor forma de vivir es estar siempre enfocados en el futuro, en el próximo objetivo a conseguir, seguir un plan prefijado en el que el éxito está en el peldaño superior, no en el que estamos ahora.
Pero digo yo… ¿qué clase de viaje sería ése en el que siempre estamos pensando en el próximo destino? ¿Quién hace el camino de Santiago, por ejemplo, que es El Camino por excelencia, con la mente puesta día y noche en la meta? Justamente en esta experiencia los peregrinos aprecian el proceso mismo de caminar, disfrutar el paisaje, parar a comer, dormir y entablar conversación con otros viajeros. A veces son molestias físicas o inclemencias externas las que les obligan a detenerse, y son vistas como una oportunidad para disfrutar más del destino en que se encuentran. Y todos ellos, cuando llegan a su destino, tienen claro que lo más importante no ha sido el hecho de llegar hasta allí, sino las experiencias que han atravesado para conseguirlo.
¿No podríamos aplicar lo mismo a nuestra vida? ¿No podríamos ser viajeros, caminantes o peregrinos, en vez de «máquinas obtenedoras» de logros?
Personalmente, creo que un hábito no se puede mantener si no nos damos alguna alegría de vez en cuando, o hacemos el proceso lo más agradable y lúdico posible, dentro de nuestras posibilidades. Se me ocurren, a modo de ejemplo, la siguientes estrategias que puedes implementar para disfrutar más del camino:
- Premiar los avances conseguidos. Es imprescindible que te marques pequeños hitos (por ejemplo, tres meses sin fumar, diez temas de la oposición estudiados, cinco kilos perdidos, primera venta importante realizada) y cuando los alcances que te ofrezcas una pequeña recompensa. Puede ser algo material, como un perfume, flores o una prenda de ropa, o algo inmaterial, como permitirte un baño caliente o pasar la tarde leyendo tu libro favorito. Para mí, este tipo de acciones son las que demuestran que nos queremos y respetamos a nosotros mismos, y además, son una forma de hacer ese camino hacia la consecución de nuestros objetivos mucho más agradable.
- Descansar de vez en cuando: No se puede estar a pleno rendimiento continuamente, aunque seguro que te gustaría. La creatividad y la eficiencia no son posibles sin períodos de descanso, así que dentro de tu plan de acción tendrás que estimar qué días no vas a hacer nada con respecto a tu objetivo (uf, qué difícil suena eso, ¿verdad?) y respetarlo. Si quieres leer más sobre el descanso puedes ir aquí.
- Utilizar mapas mentales, frases inspiradoras o dibujos para mantener el ánimo o la motivación. Estrategias como poner un dibujo o collage que nos inspire encima de nuestro escritorio, releer cada mañana nuestros motivos para conseguir lo que queremos o tener preparado un texto de ánimo para los momentos de debilidad, son acciones sencillas que nos mantienen enfocados y con energía.
- El camino, acompañado, siempre es mejor. Dice una frase popular que «si quieres avanzar rápido, ve solo, pero si quieres llegar más lejos, ve acompañado«. Tener un grupo de apoyo no sólo nos permite llegar más lejos, porque aparecen nuevas oportunidades y podemos contar con ayuda ante algún problema, sino que también nos hace más fácil y divertida la travesía. A fin de cuentas ¿no somos los humanos seres sociales, por diseño biológico? ¿No obtenemos gran parte de nuestra felicidad de las relaciones, del tipo que sean? ¿Verdad que hemos llegado a donde estamos, en parte, por recomendaciones, contactos, palabras sabias o sugerencias de otras personas? Si puedes, no hagas tu camino solo, busca la mejor compañía. Y relacionado con esto…
Mantener un hábito ayudando a otros a hacer lo mismo
Finalmente, no hay mejor forma para afianzar un hábito o crecer en un aspecto de la vida que ayudar a otros a hacer lo mismo.
Si alguna vez has dado clase habrás constatado que no hay mejor forma de aprender que enseñar. Cuando una persona enseña, tiene que profundizar mucho más en el contenido de la materia que si simplemente aprende. Además, la interacción que se produce en ese acto de enseñar aporta nuevos conocimientos y es fuente de nuevas preguntas.
Por tanto, cada vez que ayudes a otro, estás incrementando tu compromiso y tu conocimiento. En mi caso, cada vez que escribo un artículo o respondo a un comentario, profundizo más y más en mis ideas, voy afilándolas, o bien genero nuevos interrogantes que quiero responder. Asimismo, escribir sobre hábitos, productividad, relaciones y sentimientos, me invita a ser coherente con lo que escribo y aplicarlo en mi propia vida.
Cuando ayudas a alguien y pones tu experiencia y conocimiento a su servicio, estás haciendo un precioso regalo a esa persona. Pero además te lo estás haciendo a ti.
Resumen
En definitiva, para que una decisión se transforme en un hábito positivo que mejore tu vida tienes que:
1. Ser constante y repetir, día tras días, las pequeñas acciones que hayas definido
2. No entrar en modo pánico cada vez que tengas un mal día y no avances en tu objetivo, ¡calma, respira!
3. Hacer el camino hacia la meta agradable, para no tener prisa por llegar al final
4. (Extra) Si quieres tener «maestría» en algo, ayuda a otros a hacer lo mismo
Espero que estas recomendaciones te ayuden a crear y mantener hábitos que mejoren tu vida. Al final todo esto lo podemos resumir en la frase: «¿Quieres vivir mejor? Cambia tu rutina. Y mantén estos cambios»
Por mi parte nada más que añadir, pero sí te invito a compartir tus impresiones en el apartado de comentarios. Tu aportación me hará crecer a mí, a ti, y a todos, así que si tienes algo sincero que decir (lo sincero siempre es valioso), estaremos encantados de escucharlo.
¿Quieres ayuda para desarrollar hábitos positivos y avanzar hacia tus metas?
Te presento mi masterclass intensiva: «Superar las 4 actitudes que bloquean tu potencial» donde te explicaré por qué el primer paso para conseguir tus objetivos, que mucha gente pasa por alto y eso les lleva a abandonar, es identificar y eliminar las actitudes que te están frenando.
En esta clase intensiva hablamos del miedo, de la indecisión, de la inseguridad y de la falta de planificación y te doy pautas para superar estos comportamientos destructivos paso a paso. Accede a toda la información pulsando el siguiente botón:
CÓMO SUPERAR TUS BLOQUEOS MENTALES PARA AVANZAR HACIA TUS PROPÓSITOS
El camino hacia una vida mejor comienza hoy. Construye primero, y luego mantén en el tiempo, los hábitos que la hacen posible.
Créditos de las imágenes:
Imagen 1: GetStencil
Imagen 2: Cortesía de Chenyang Ji para este blog, no reproducir sin permiso.
12 Comentarios
Gracias, Amparo.
Me encanta leerte y me resultas muy inspiradora.
Cierto es que en «el camino» se puede disfrutar mucho. En mi caso particular, cuando quiero hacer algo y no tengo ni idea, tengo que aprender a hacerlo, buscando tutoriales, inventándome cómo hacerlo, errando para que en la próxima hacerlo mejor y todo este proceso me puede resultar apasionante, porque de pronto he creado algo que ni siquiera sabía que podría hacer (con mejor o peor resultado).
No tengo ningún problema en marcarme objetivos o metas (soy especialista en tener un montón de nuevas ideas y «querer» hacer nuevas cosas -me interesan demasiadas cosas-). Mi problema es llevarlas a la práctica; seguir un orden; no perderme entre tantos «pendientes», que al final no hago, por agobio, por no saber por dónde empezar, por querer hacerlo todo a la vez, por marcarme demasiados proyectos; porque todo lo que quiero hacer no sé hacerlo y requiere el aprendizaje del que he hablado antes y se me puede hacer muy cuesta arriba; de no ser realista en cuanto al tiempo estimado de ejecución. O porque, como la pregunta que dejaste en face: ¿de qué tengo miedo si realizo lo que tengo pensado hacer?.
Tengo que mejorar eso de los «atracones» y largos descansos (días de mucho, vísperas de nada), aplicable en muuuuuuchos aspectos de mi vida.
Hola Yolanda,
Qué forma tan bonita de describir el proceso de crear algo nuevo. Tienes toda la razón, se puede disfrutar mucho de la fase de investigación y aprendizaje, ¡eso debería enseñarse en los colegios!
En tu caso, parece que la dificultad no está tanto en acometer lo que te habías propuesto como en organizarte y ENFOCARTE. Reconozco que a veces es complicado enfocarse porque implica renunciar a otras cosas, pero a la larga es mucho mejor, menos estresante, más energía y foco en lo que sí se está haciendo.
Lo de los «atracones»… bueno… tiene su gracia de vez en cuando pasar diez horas seguidas haciendo algo. No es lo mejor para consolidad un hábito (es mejor poquito, y todos los días) pero es muy divertido y estimulante estar absorbida por una actividad. Siempre que no interfiera con otros aspectos de tu vida, te lo puedes permitir de vez en cuando 🙂
Feliz fin de semana y gracias por comentar!
P.D. Esto va para todos, meteos en el facebook de Yolanda porque hace productos artesanos muy recomendables.
¡Genial, Amparo! Me encanta tu artículo, completo y con muchas claves para ponerse en marcha al alcance de cualquiera (cualquiera que quiera ponerse en marcha, claro 😉 Una Maestra me decía un día que lo bueno de estar en el camino, haciendo todo eso que tú explicas, es que aunque a veces caemos y damos pasos hacia atrás, esos pasos son siempre para coger carrendilla y llegar luego un poquito más lejos.
Pues en esas estamos, ciertamente, perseverando, cada uno a nuestro ritmo, con nuestro estilo, avanzando.
¡Enhorabuena por el evento de coaching en Albacete! Se ven fantásticas las fotos. ¡El primero de muchos, Amparo!
Muchas gracias por tus palabras Gloria!
Efectivamente, a veces vamos hacia atrás para coger impulso o… Se me ocurre que también podríamos hacerlo para tener una vista más amplia del recorrido. Como cuando vamos a adelantar a otro coche y nos retiramos un momento antes para ver mejor la carretera (o al menos yo lo hago jeje).
Un fuerte abrazo!
Hola Amparo! Por fin he acabado de leer esta serie con los 3 artículos y me ha encantado, me los he guardado en Favoritos. Escribes súper súper bien!!! muy ordenadamente y con muchísima sensatez, no sé, conectan un montón conmigo tus escritos!! Me he visto identificada con el tema del ejercicio físico, que es el objetivo que me he propuesto ahora. Releeré la serie cuando lo necesite porque son consejos muy prácticos y aplicables de verdad.
Un abrazo!
Hola Clara,
¡Qué palabras tan amables, muchas gracias!, me encanta saber que los artículos te han sido de utilidad y te han hecho pensar. La verdad es que he empleado mis mejores armas de escritora y coach para escribir esta serie, así que me alegra saber que el resultado ha sido bueno 🙂
Un abrazo y gracias por estar ahí!
Si, definitivamente sabias palabras en estos tres artículos.
Me voy a poner a ello, despacito y con buena letra por que lo mío será difícil y probablemente ese MIEDO del que tu hablas me haga ir para atrás; releeré las veces que haga falta y trabajaré en ello, sin olvidarse jamás de lo importante que es el apoyo social de mi pareja,mi familia, amigos…
Genial, genial Amparo 🙂
Sabias palabras.
Hola Angie,
Ése es el ánimo adecuado: ir para adelante, despacito, sin prisas, teniendo en cuenta que habrá reveses y peligros, y con la recompensa que nos espera en mente. Si además tienes el apoyo de los demás, ¡ya tienes mucho resuelto!
Mucha suerte y ánimo con tus propósitos y gracias por pasarte por aquí!
Todo lo que escribes me parece muy correcto, pero a la vez lo veo muuuuy difícil. Ahora tengo entre muchas cosas en mente, la principal es perder peso, ya no por estética sino por salud. No veas cuanto me cuesta, sobre todo porque tengo un pooooooquuuito de ansiedad, pero intentaré lograrlo, ya te cuento. Por lo que veo ya estas trabajando allí, y supongo que estas muy contenta. Me alegro muchísimo, espíritu inquieto. Un fuerte abrazo.
Hola Clara, sí, ya estoy por aquí y muy contenta 🙂
Dices que te parece difícil perder peso, pero ¿difícil por qué? El único motivo por el que un hábito se nos hace cuesta arriba es porque nos hemos puesto un objetivo demasiado alto para nuestra situación actual.
Si te plantearas algo tan pequeño, tan fácil, que fuera imposible no hacerlo los primeros días, y luego desde ahí fueras «subiendo la dificultad» progresivamente, podrías conseguir tu propósito. El problema es que hay que dejar de lado las prisas, la exigencia excesiva, las aspiraciones poco realistas… Pero de verdad, empieza por algo muy pequeño, casi insignificante, y será imposible no lograrlo. Un abrazo!
La de anonimo soy yo . Clara