¿Cómo dejar de procrastinar esas tareas que te dan una pereza enorme?

Imagínate, es un lunes después de vacaciones y no te apetece nada de nada trabajar. O bien, hoy tienes que realizar una tarea que llevas postergando durante semanas, porque te da muchísima pereza… (o porque te da miedo, o no sabes muy bien cómo abordarla, hay muchos motivos para tener resistencia a hacer algo).

Bien, en este artículo, que va acompañado de un vídeo, te voy a proponer un ejercicio, en 2 pasos, para dejar de procrastinar esas tareas que no te apetece nada hacer.

Pero antes, una aclaración…

Hay veces en que tenemos una resistencia enorme a trabajar por mera fatiga y sobrecarga los días previos.

Es decir, es lo más NORMAL del mundo que después de estar trabajando o estudiando intensamente durante una semana, o bien cuando estás en un proceso emocional intenso (como digo en el vídeo, el agotamiento emocional también existe) no tengas ganas de hacer nada y está muy bien que sea así.

Si esta pereza, el no tener ganas de nada o el postergar una actividad se debe a que estás muy cansad@ y has excedido tu límite, por favor, escucha a tu cuerpo y DESCANSA. Tómate una pausa sin ningún tipo de culpabilidad y verás cómo al día siguiente ya has recuperado la energía.

Sin embargo, si no es agotamiento lo que tienes (bien porque acabas de incorporarte al trabajo después de unas vacaciones, o porque el motivo de procrastinar una tarea es que no quieres hacerla, no el mero cansancio) entonces sí que te recomiendo el siguiente ejercicio en 2 pasos.

Vamos allá:

Paso 1. Pon mucha atención a lo que estás sintiendo y, en vez de buscar una distracción, no hagas nada.

La procrastinación funciona de la siguiente manera: no quieres hacer algo y entonces te evades de esa obligación realizando otra tarea que no tiene nada que ver (navegar por Internet, limpiar el armario, ver televisión).

En este punto tu mente te lleva a una especie de «estado de trance» en el que no controlas el tiempo que pasas en esa distracción. Tal vez pensabas que sólo mirarías 5 minutos las redes sociales y ¡han pasado casi dos horas!

La solución para evitar procrastinar y enfrentarte a una tarea que no te apetece hacer es la siguiente: para y no hagas nada.

Sí, has leído bien: no hagas nada durante un instante, no te enfrasques en esa tarea que te da pereza pero tampoco abras una ventanita del Facebook.

Simplemente quédate ahí, en silencio, mirando al vacío o la pantalla del ordenador, siendo muy consciente de tus sensaciones, y vas a ver cómo esta resistencia a actuar se va apacigando.

Evitar el impulso de hacer otra cosa, y sencillamente quedarte sentado en silencio, es una manera de no caer en las garras de la procrastinación, y además, tomar contacto con tus autosabotajes internos.

Paso 2. Aplica la regla de los 5 minutos.

Después de ese momento de pausa y silencio, en el que no tienes que hacer nada (sobre todo, tienes que evitar la actividad que te distrae) tienes que proponerte trabajar en la tarea que estabas postergando durante un espacio de tiempo muy corto, casi ridículo, y luego darte un espacio de descanso de la misma duración.

Es o que yo llamo «la regla de os 5 minutos» y lo tienes mejor explicado en este artículo –> El truco para trabajar cuando no tienes ganas de nada.

Consiste, como bien dice su nombre, en trabajar durante un tiempo muy breve, de manera que no te dé pereza empezar, y luego darte un pequeño descanso; tras terminar éste vuelves a un tiempo muy breve de trabajo y un descanso de nuevo.

Al final, vas a conseguir trabajar y descansar por períodos de tiempo muy cortos y alternos, y de estas forma vas a romper tu resistencia inicial y la tentación de procrastinar.

En el vídeo que aparece a continuación te pongo ejemplos de este ejercicio y además contesto a algunas preguntas en directo así que ¡no dejes de verlo!

Como ves, la manera de dejar de procrastinar una y otra vez es:

1. Poner atención y detener la conducta evasiva (haciendo nada)
2. Olvidarte de la eficiencia y de querer «trabajar duro» cuando no estás en disposición; sino más bien darte muchos descansos y avanzar a trozos muy pequeños, de manera que el reto sea asumible.

¿Te animas a probar este ejercicio? ¡Ya me contarás! 😉